Diles a tus hijos que van a jugar un juego en el que deben nombrar tantos elementos como puedan dentro de una categoría.
Di: En este juego, vamos a elegir una categoría. Luego, iremos en círculo para que todos tengan la oportunidad de responder. Cuando sea tu turno, tendrás cinco segundos para nombrar algo de esa categoría. Si se te acaba el tiempo o repites una respuesta, elegimos una nueva categoría y empezamos de nuevo.
Puedes elegir cualquier categoría para este juego. Algunos ejemplos incluyen:
Cuando terminen el juego, felicita a tu hijo.
Di: ¡Buen trabajo! Pudiste pensar en muchísimas respuestas. Mira cuántas respuestas diferentes logramos.
¿Sabías que nuestras mentes a veces hacen esto por sí solas? Muy a menudo, comenzamos a pensar en algo que nos recuerda otra cosa… y luego otra… ¡hasta que de repente estamos pensando o preocupándonos por algo completamente diferente!
Eso es totalmente normal, y todos lidiamos con eso de vez en cuando. Pero no tenemos por qué quedarnos con esas ideas atrapadas en la cabeza. Así como compartimos nuestras ideas hoy, siempre puedes compartir tus pensamientos, preocupaciones y temores con Jesús. La próxima vez que te sientas abrumado por tus propios pensamientos, llévaselos a Jesús.
Comparte la esperanza de la Palabra de Dios y oren juntos.