Cómo Identificar Los Desencadenantes En Tus Hijos

Cómo Identificar Los Desencadenantes En Tus Hijos

Cómo Identificar Los Desencadenantes En Tus Hijos

Comprender cómo identificar los desencadenantes en los niños es fundamental tanto para ti como para los niños a tu cuidado. Como adulto, identificar y entender sus desencadenantes te permitirá apoyarlos mejor mientras aprenden y crecen.  

Asimismo, los niños deben aprender a reconocer sus propios desencadenantes para que puedan manejar sus emociones de manera más efectiva a medida que crecen. Sigue leyendo para entender cómo identificar estos desencadenantes en los niños y los pasos que puedes tomar para ayudarles a manejar sus respuestas emocionales ante ellos.   

¿Qué es un desencadenante?   

Antes de poder identificar los desencadenantes en tus hijos, primero necesitas entender qué es un desencadenante.   

En su nivel más básico, un desencadenante es un recordatorio de un trauma pasado. Ejemplos de trauma pueden incluir abuso físico, mental o sexual, rechazo, negligencia, abandono, separación familiar o divorcio, crecer en un hogar con abuso de sustancias o alcoholismo, tener un padre con una enfermedad mental, o haber experimentado un desastre natural, entre otros dolores y sufrimientos.  

Un desencadenante provoca que alguien reaccione de manera desproporcionada o inapropiada en relación con el evento que lo activó. Un evento desencadenante puede ser un olor, una palabra, un tono de voz, una película, una canción, un toque, una mirada, sentimientos de rechazo, desaprobación, o ser controlado. En resumen, cualquier cosa que le recuerde a la persona un trauma pasado puede ser un desencadenante. 

Básicamente, un desencadenante es similar a tocar una herida abierta e infectada. Es doloroso, y para los demás, la reacción puede parecer desmedida y exagerada. Sin embargo, para la persona que sufre el desencadenante, la experiencia es dolorosa y la respuesta es difícil de evitar. 

Cómo apoyar a los niños con desencadenantes   

Sabemos que los niños a quienes servimos provienen de situaciones difíciles, y que el trauma está presente en sus vidas. La verdad es que vivimos en un mundo roto y caído, donde el trauma forma parte de cada una de nuestras vidas, incluso de nosotros como cuidadores. Todos tenemos desencadenantes. A continuación, te presentamos algunas formas sencillas de apoyar a tu hijo en el manejo de sus desencadenantes.   

Identifica lo que les molesta   

El antídoto para un desencadenante y la respuesta que provoca es, en última instancia, la sanación, que es similar a desinfectar y limpiar una herida. Sin embargo, ser consciente de los desencadenantes puede ayudar a reducir las reacciones ante ellos.  

Comprender a nuestros hijos y considerar su pasado puede reducir sus reacciones ante los desencadenantes. Identificar exactamente cuáles son esos desencadenantes puede ser difícil y llevar tiempo, pero el proceso de conocerlos y comprenderlos puede ayudar en tu propia sanación como cuidador. Al estar al tanto de lo que desencadena a tu hijo, también puedes reducir sus comportamientos reactivos, que causan conflictos y tensión en las relaciones.  

Queremos que nuestros hijos sanen, y la sanación se produce a través de una relación sana.  “En la multitud de mis pensamientos dentro de mí tus consolaciones alegraban mi alma.”. `Salmos 94:19.  

Evita lo que les molesta 

Una vez que entendamos y conozcamos los desencadenantes de nuestros hijos, así como los nuestros como cuidadores, es importante evitarlos tanto como sea posible. Al evitar el desencadenante, generalmente también se puede evitar la reacción.    

En cualquier caso, no tomes el comportamiento del niño como algo personal; sus reacciones no tienen que ver contigo. 

Como todavía estamos conociendo a nuestros hijos —e incluso a nosotros mismos— aprender a evitar sus desencadenantes y comprender por qué se comportan como lo hacen lleva tiempo. Sin embargo, esperar evitar cualquier situación que provoque una gran reacción en tu hijo es una expectativa muy alta para imponer a un cuidador. 

Para continuar este viaje de sanación, debemos vivir en la gracia que nos fue extendida por Cristo. A veces, los comportamientos de nuestros hijos son inevitables y no están relacionados con nada que los cuidadores hayan dicho o hecho. En algunas situaciones, los niños reaccionan de cierta manera porque su pasado les recuerda experiencias dolorosas. Anímate a perdonarte a ti mismo y a tus hijos. 

Y aunque les recordemos su pasado de manera involuntaria, aprovecha esta oportunidad para aprender sobre sus desencadenantes y los tuyos. Esto traerá sanación y crecimiento a la relación. 

Ser honesto acerca de tus propios desencadenantes como padre y de cómo reaccionas ante ellos puede ser de gran ayuda. Este enfoque puede parecer duro al principio y resultar incómodo, pero te permitirá aprender a ser más compasivo contigo mismo y con los demás. Para sanar tus desencadenantes, es esencial reflexionar sobre ellos con sinceridad. Abraza ese lugar incómodo, ya que puede traer libertad y crecimiento.   

Dale a tu hijo espacio 

Aunque sea tentador, no te ciernas sobre él si ha sido desencadenado. evita estar demasiado encima de tu hijo si ha sido desencadenado. Mantente disponible y receptivo, pero permítele tener el espacio necesario para respirar. 

Los niños necesitan espacio para procesar sus emociones. Sus sentimientos son válidos, incluso si su respuesta a ellos no es apropiada. El sentimiento siempre está bien, pero el comportamiento puede no serlo. Enseñar a nuestros hijos esa diferencia clave y ayudarlos a desarrollar esa conciencia es fundamental para su crecimiento y sanación.  

Al permanecer disponibles y receptivos a sus necesidades, sin eclipsar sus sentimientos ni el momento con nuestras propias emociones o con lo que creemos que deberían o no deberían estar sintiendo, les damos el espacio necesario para expresar sus emociones.   

Esto podría significar sentarse con ellos en su dolor y simplemente estar presentes mientras sienten, sin expectativas ni juicios. También puede significar permitirles atravesar su tormenta emocional mientras observas desde lejos. Esto se verá diferente para cada niño, por lo que es esencial comprender sus necesidades específicas y ser intencional al proporcionar lo que necesitan. 

Proporcionar un entorno en el que los niños se sientan seguros para expresar cómo se sienten y asegurarles que pueden atravesar sus emociones mejora su conexión con el cuidador, así como sus habilidades de comunicación y su capacidad de confiar, lo cual es esencial para su sanación. 

Conclusión clave   

Oro para que todos nos convirtamos en padres “comprensivos” que “extraigan” las “profundas aguas” de los corazones de nuestros hijos mientras continuamos este camino de sanación, un llamado que Él nos ha dado. 

“Como aguas profundas es el propósito en el corazón del hombre, pero el hombre de entendimiento logrará extraerlo.” ~Proverbios 20:5 RVA2015 

Aplicación  

Si a tu hijo le cuesta estar en la oscuridad, jugar juegos como Persecución con linternas puede ser una forma divertida de ayudarle a superar su miedo. 

¡Descubre este juego y muchos otros ahora en HopeConnect en Español™ 

Ariana Vizzotto, LCSW

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