Di: En el libro de Éxodo, vemos cómo Dios rescató a Su pueblo, los israelitas, de la esclavitud en Egipto y los guio hacia la hermosa tierra que les había prometido. Era una tierra llena de cosas buenas para comer y con mucha hierba verde para alimentar a sus animales. Tenía mucho espacio para construir casas y ciudades donde pudieran vivir seguros y en paz.
¿No suena eso maravilloso?
Pero, en el libro de Números, capítulo 13, descubrimos que cuando los israelitas llegaron a la maravillosa tierra que Dios les había prometido, la miraron…
(Sombrea tus ojos con la mano y mira a lo lejos.)
… ¡y vieron que ya había personas viviendo allí! Y parecían más grandes y fuertes que los israelitas.
(Haz una cara de miedo y pon las manos en tus mejillas con expresión de sorpresa.)
Todos los israelitas clamaron a Dios: “¡No podemos entrar en la tierra que nos prometiste! ¡Parecemos saltamontes comparados con las personas que viven allí!”
(Agáchate y salta como un saltamontes.)
Pero Caleb y Josué miraron la tierra que Dios les había prometido con ojos de fe…
(Lleva las manos a los ojos como si fueran binoculares.)
… y dijeron: “¡Esta es una buena tierra que Dios ha prometido darnos!”
(Haz un pulgar hacia arriba.)
Ellos dijeron: “¡Dios ciertamente irá delante de nosotros y echará a esas personas para que podamos vivir allí en paz y seguridad, tal como prometió!”
(Pon tus brazos sobre tu cabeza para formar un techo.)
Dios no estaba contento con los israelitas por no confiar en Él y negarse a ir a la tierra que les prometió.
(Deja caer los hombros, sacude la cabeza y pon una cara triste.)
¡Pero Dios estaba muy complacido con Caleb y Josué por tener ojos de fe y confiar en que Él cumpliría Su promesa!
(¡Dos pulgares arriba!)
Explícale a tu hijo la importancia de alabar a Dios. Luego, guíalo en un momento de alabanza para agradecerle a Dios por las promesas que ha declarado sobre sus vidas y por Su fidelidad para cumplirlas.
Comparte la esperanza de la Palabra de Dios y oren juntos.