Si tu hijo te dice que ha perdido algo o lo escuchas frustrado porque no encuentra sus cosas, asegúrale que estás ahí para ayudarlo.
Di: No estás solo. Te ayudaré a buscar _____.
Di: Convirtamos esto en un juego. Aquí está nuestra misión conjunta: veamos quién puede encontrar _____ más rápido. ¡Vamos!
Pasa tiempo buscando el objeto con tu hijo. Muestra entusiasmo cuando lo encuentren y, si sigue perdido, bríndale seguridad y calma.
Di: ¿Sabías que también tenemos un lugar especial para escondernos? Jesús es nuestro refugio seguro, y siempre podemos compartir con Él nuestros pensamientos, preocupaciones y temores. Podemos hablar con Él en cualquier momento, en cualquier lugar y sobre cualquier cosa.
Recuérdale a tu hijo que, si él o alguien que conoce está siendo lastimado, debe decírtelo. Explícale que ser un lugar seguro significa no permitir que ese dolor continúe.
Comparte la esperanza de la Palabra de Dios y oren juntos.