Di: ¡Vamos a jugar un juego para ordenar tu habitación! Voy a poner un reloj de tres minutos y, en ese tiempo, vamos a guardar la mayor cantidad posible de juguetes y ropa. Pero tenemos que trabajar en equipo. ¿Listo?
Trabaja con tu hijo para guardar la mayor cantidad de cosas posible en los tres minutos. Si aún queda trabajo por hacer, vuelve a poner el reloj.
Cuando la habitación esté ordenada, agradece a tu hijo por su ayuda.
Di: ¡Gracias por ayudar a limpiar tu habitación! ¿Sabes? Jesús puede hacer lo mismo por nosotros, pero por dentro. A veces, sentimos que hay un tornado de dolor, tristeza y confusión en nuestra mente y corazón. Pero Jesús puede ayudarnos. Eso no significa que todo desaparezca mágicamente, pero Él nos da paz y consuelo cuando más lo necesitamos.
Comparte la esperanza de la Palabra de Dios y oren juntos.