Dile a tu hijo que necesitas su ayuda para preparar una comida. Explícale que vas a nombrar los ingredientes y que puede ayudarte a buscarlos. Después de mencionar algunos ingredientes relevantes para tu receta, comienza a pedir ingredientes irrelevantes. Ejemplos:
Una vez que tengas todos los ingredientes sobre la mesa, pregúntale a tu hijo qué piensa de todos los artículos que reunieron. Probablemente se reirá o querrá corregirte.
Di: ¿Crees que estos ingredientes hacen una buena comida? ¿Por qué no deberíamos añadirlos?
Di: Estoy de acuerdo contigo. No podemos preparar una comida con todos estos ingredientes ridículos. Es imposible. ¿Pero sabes qué? Jesús puede hacer eso con nuestras vidas.
Él puede tomar los desafíos, el dolor y las heridas por las que hemos pasado y convertirlos en algo hermoso, algo mucho mejor de lo que podríamos haber imaginado para nosotros mismos. Esto no significa que los momentos dolorosos sean buenos, pero Dios puede sacar algo hermoso de cualquier cosa. Y Él no trabaja solo para hacernos felices, sino para cumplir Sus hermosos propósitos en nosotros y a través de nosotros.
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